El jockey Jorge Francisco Hernández ha tenido bastante trajín en este particular año de hípica en tiempos de Covid-19. Claro, porque ha ganado en los cuatro hipódromos chilenos y las carreteras han sido compañeras permanentes. Hoy el «Bomba» se adjudicó el clásico Puente Cancha (1.400m pasto) en el Valparaíso Sporting con Monaghan Boy (Verrazano), galopando por 4 cuerpos a su hermana paterna Terpsicora en 1.23.64. Buen presagio para el remate de mañana de Haras Paso Nevado.
Los hipódromos completarán seis meses sin público en sus instalaciones por el Covid-19, pero con el regreso de las carreras ya por tres semanas. El cumplimiento del estricto protocolo sanitario ha sido ejemplar tanto en Santiago como en regiones, verificándose distancia social, empadronamiento de autorizados para ingresar, control de temperatura, zonas demarcadas y límite de personas en la troya. Pero hay un aspecto que llega a ser impactante: el silencio sepulcral. Claro, porque los hipódromos históricamente han sido testigos de gritos de aficionados y gremios, pero hoy lucen desolados y silentes.
Estas son imágenes del reciente domingo en Club Hípico de Santiago con el tránsito «en mute» de cuidadores y caballos desde los corrales hasta la troya misma. Y en las tribunas sólo un pájaro acompaña el desarrollo de las competencias. Impactante ¿Qué te parece? (🎥 Di Caro)