Gustavo Barrera, el jinete récord de nuestra hípica con 4.470 triunfos, hizo suyo el micrófono de #Partieron en Radio Nacional y Vamos a la Hípica de Teletrak TV para hablar de su pasado, presente y futuro. A continuación, las confesiones del «Ciclón»:
«La hípica chilena está en deuda conmigo y es injusto porque soy el jinete que más carreras ha ganado en la historia. Los hipódromos no se acuerdan de mi pese a que alguna vez levanté un paro e incentivé a los jinetes para correr. Nadie me ha llamado para hacerme una buena despedida. Gané la estadística 2009 a Berríos y Óscar Ulloa y desde ahi no ha parado la mala para mi».
«Pienso volver a correr. Sufro de dolores en la columna, pero si Dios me lo permite mi intención es ponerme un poco físicamente, trabajar aquí y luego irme a Estados Unidos como galopador. Y eso no quiere decir que esté mal económicamente, porque he invertido y podría vivir de las rentas, pero quiero estar en training y cambiar de aires».
«Con mi sobrino Héctor estamos compartiendo bastante luego de su accidente. Ya le dieron el alta del pie, pero faltan dos meses más para el cuello. Estoy acompañándolo porque cuando uno está mal nadie se acuerda, ni siquiera los directores de los hipódromos. A Héctor lo admiro por su estilo y por haber ganado el Latino, cosa que no pude lograr. Él quiere volver, pero si no se siente bien se retirará. Puede hacerlo, tiene tierras. Fue muy poco el castigo para la jocketa que causó esa rodada».
«Extraño la hípica de antes. Se corrían clásicos largos y carreras internacionales, cosa que ya no se ve. Los jinetes eran mejor mirados. Hoy en los hipódromos se hacen fiestas y eventos que dejan a la hípica en segundo plano».
«El mejor caballo que corrí fue Esmalte. Tenía tremendo corazón. Un día, en el clásico Municipal de Viña, cargaba 62 kilos en un lote numeroso. Sergio Vásquez se bajó a 51 kilos para montar a Akram. Él venía adelante y Esmalte atrás, encajonado, pero logramos encontrar pasada y el caballo pilló en la meta. Grosor y Marc completan mi podio».
«Tengo grandes recuerdos de los duelos con Sergio Vásquez. Él era un maestro. A veces llegaba a puro correr, pero era un tremendo jinete. Conocía la pista del Sporting como nadie. Gritaba, se le abrían, y pasaba por dentro. En El Ensayo 1989 fue muy hábil para ganarme con Chango. Se me puso al costado y no dejó reaccionar a Místico. Esa era su clase para definir los mano a mano. Pese a haber perdido, fue una hermosa carrera»
«De los jinetes actuales admiro a Jorge González. Es pesado, trota casi todos los días y no tiene las ventajas de un jinete liviano. Debe sacrificarse para llegar a montar un caballo y tiene ‘winter ya’ para correr los clásicos. Uno puede estar montado en un jet, un avión privado, pero al avión hay que saber correrlo».