Sebastián Marín, cuidador de la campeona Sorana y jinete en Valparaíso Sporting, estuvo en #Partieron: «Desde niño me arrancaba al Sporting, aprendí a montar y me dieron la posibilidad de ir a Peñuelas. Allá estuve 8 meses y me sirvió para llegar con experiencia a la Escuela. En esa generación compartí con Miguel Gutiérrez, Mauricio Chamorro, Roberto Almonacid, etc. Gané mi primera carrera por nariz con Arabian King y al cruzar la meta no sabía si alcancé a ganar o me habían pillado. Llegar a correr con los grandes fue un sueño cumplido. Mi ídolo era el Mágico y tuve la dicha de ganarle en la meta con Priamo. La 60 también fue linda porque derroté a Víctor Mansilla, de quien fui ayudante. Yo era de los que se ponía en la baranda a saludar a los jinetes y me daba rabia cuando no pescaban, por eso trato de no ser así. Después vino una mala época. Me dejé estar, subí de peso y casi caí en depresión. No pude cumplir con las carreras que exigían y perdí la patente. Veía como estaba engordando y no supe parar. Parecía un cerdo. Partí corriendo con 45,9 y llegué a pesar 63 kg. Mi meta era volver y tras 2 años de lucha, lo logré. En eso comencé a cuidar caballos para mantener a mi familia, porque no se hacer otra cosa. Llegué donde Wilfredo Mancilla y me dieron a Sorana y Giovanotti, dos caballos con los que gané como jinete y cuidador. La yegua es difícil y tuvimos que partir de cero cuando llegó desde Santiago. Veía al demonio al entrar a la cancha y salí volando varias veces, pero con cariño y paciencia se entregó. Es dúctil, pero su cancha es el pasto. Pude correrla y los triunfos que logré con ella han sido los más especiales de mi carrera. Se me salía el corazón. Aprendí a valorar el trabajo del cuidador y a no llegar al partidor y retirar por lo mínimo, porque sé el trabajo que hay detrás. Es difícil hacer ambas cosas, pero cuando Sorana se vaya a la cría podré dedicarme 100% a ser jinete. Trabajar con Mancilla es un agrado y con mis compañeros del corral somos unidos. Sueño con ganarlo todo, pero voy de a poco. En mi casa se ponen celosos de Sorana. Mi familia es fundamental y sé que necesitan más tiempo, pero ellos entienden. El sacrificio ha valido la pena. Estoy contento con mi presente y esperanzado en el futuro. Voy con todo».